martes, 28 de febrero de 2017

Revolución doméstica. Fabiola Soria.

Quiso levantarse de la cama, pero su pie derecho no quiso moverse. Le insistió, pero el pie le contestó que no tenía ganas. Entonces le preguntó los motivos y el pie dijo que había discutido con el otro pie y que se había declarado en huelga. Entonces trató de razonar con el otro pie, que por favor, necesitaba urgente que ellos arreglaran sus desavenencias, porque tenía que ir al trabajo. Pero el otro pie era sordo o se hizo el sordo y no contestó. Entonces, ya perdiendo la paciencia, los obligó a moverse igual, pero los pies actuaron descoordinados y lo tiraron al piso, donde sus manos y brazos, siguiendo la moda que imponían sus primos del sur, tampoco lo ayudaron a levantarse.

 ¡Maldita humanidad! Fabiola Soria, 2016.

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