domingo, 19 de febrero de 2017

Érase una maldita vez. Modes Lobato Marco.

Ni lobo, ni gordo, ni feroz.
Era hembra. Preñada.
Y en un claro del nevado bosque, entre aullidos de primeriza parturienta, yo me quito la caperuza roja y ejerzo de comadrona.
Entonces, estalla el Apocalipsis.
Disparos, golpes, gemidos de lobeznos agonizando, mi nariz rota…
Y, mientras la sangre que brota de ella dibuja puntos suspensivos en la nieve, yo veo, aterrada, cómo el cazador baja lentamente la cremallera de su pantalón.
En ese preciso instante descubro, con una certeza absoluta, que las peores bestias del bosque caminan erguidas.

Esta noche te cuento. Enero, 2014.

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